Una táctica utilizada por los porros en las universidades, es mover sus “estructuras” para conseguir “becas” para sus “compañeros”. Hay políticos que no olvidan lo aprendido en las aulas, lamentablemente no lo dictado por los maestros, si no las políticas de chantaje para conseguir sus propios intereses.

Carlos Torres Piña, quien brincó del PRD a Morena, no por ideología política a fin, si no por intereses propios, pues en el partido del sol azteca ya no lo dejaban maniobrar, decidió irse con toda su gente al partido que estaba en poder.

Fiel a sus aprendizajes, ahora por medio del chantaje, busca que Morena le entregue la candidatura a la alcaldía de Morelia, si no, “puede que condiciones su apoyo al partido” para que este alcance la gubernatura de Michoacán.

Ha amenazado con llevarse su “estructura”, a otro partido si no le conceden la candidatura. El diputado, quien siente que tiene privilegios, en un partido donde manda el pueblo, quiere utilizar esas prácticas que están prohibidas en Morena.

Ahora ya es conocida la política de Carlos Torres Piña, en el partido donde no le dan lo que busca, agarra sus cosas y se va con el mejor postor, esta sería la segunda vez que lo hiciera, la primera vez fue en 2018.

Cabe recordar, que cada que cambia de bando, va dejando parte de sus cuadros más importantes, primero fue el presidente municipal de Uruapan, Manriquez, quien lo desairó, después el asesinado diputado local Erick Juárez Blanquet y la diputada Miriam Tinoco Soto.

Esto nos dice, que sus jugadas políticas las hace sin consultar a nadie, por lo que busca intereses muy propios y no de una comunidad, ya ni que decir de los intereses del pueblo.

Entonces, podemos observar que para Torres Piña, primero está él, después él y al final él.

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