El ataque durante una clase magistral sobre las enseñanzas del islam en la sala principal de la madrasa Jamia Zubairia,dejo al menos siete estudiantes muertos y 112 resultaron heridos este martes por la mañana, según la policía y un portavoz del hospital.
El agente de la policía Waqar Azim detalló que las investigaciones preliminares apuntaban a que la bomba estalló minutos después de que alguien dejara una bolsa en la madrasa.
Imágenes emitidas por televisión mostraban daños en la sala principal del seminario, donde estalló la bomba. El piso estaba lleno de cristales rotos, con manchas de sangre en la alfombra. El artefacto tenía al menos 5 kilos (11 libras) de explosivos, según la policía.
Muchos de los alumnos heridos estaban graves y los responsables hospitalarios temían que la cifra de muertos pudiera subir. Entre los heridos también había profesores y empleados de la escuela, así como estudiantes afganos del centro, según las autoridades.
Poco después del ataque, vecinos de la zona corrieron al seminario para buscar a sus hijos o familiares que estudiaban allí. Muchos parientes se congregaron en el principal hospital de la ciudad, el Lady Reading, a donde fueron trasladados los alumnos muertos o heridos en ambulancias y otros vehículos.
Por su parte, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, condenó el atentado y pidió a las autoridades que garantizaran la mejor atención médica posible a las víctimas.
En un primer cuadro nadie reivindicó el ataque en Peshawar, la capital de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, que hace frontera con Afganistán. La región ha sufrido otros ataques en años recientes, aunque la violencia religiosa también ha dejado muertos y heridos en mezquitas y seminarios de toda Pakistán.
El ataque en la escuela llegó dos días después de la explosión de otra bomba en la ciudad suroeste de Quetta, donde murieron tres personas.