Aunque el futuro de la humanidad es incierto y está en constante construcción, el camino que seguirá la Vía Láctea ya está escrito: nuestra galaxia desaparecerá una vez que colisione con Andrómeda, su galaxia vecina.
Y no se trata de un designio divino, sino de la atracción gravitatoria entre ambas estructuras que provoca un aproximamiento de 400 mil kilómetros por hora, imperceptible en una escala humana, pero decisivo en el devenir de ambas galaxias y todos los cuerpos que forman parte de ellas a largo plazo.
La colisión ocurrirá en 4 mil millones de años y es inevitable. Andrómeda se precipita hacia la Vía Láctea en línea recta y la gravedad terminará por fusionar ambas y dar forma a una nueva galaxia elíptica gigante, que cambiará por completo el Grupo Local, el vecindario cósmico del que forma parte el Sistema Solar.
Después de cartografiar el halo que rodea a Andrómeda, definido por la NASA como una “inmensa envoltura de gas” que rodea a la galaxia, los científicos descubrieron que es mucho más amplio de lo que se creía en el pasado, al grado que en algunos puntos, ya comenzó a fusionarse con el halo de la Vía Láctea:
“LOS CIENTÍFICOS SE SORPRENDIERON AL DESCUBRIR QUE ESTE HALO TENUE Y CASI INVISIBLE DE PLASMA DIFUSO SE EXTIENDE A 1,3 MILLONES DE AÑOS LUZ DE LA GALAXIA, APROXIMADAMENTE A LA MITAD DE NUESTRA VÍA LÁCTEA, Y HASTA 2 MILLONES DE AÑOS LUZ EN ALGUNAS DIRECCIONES. ESTO SIGNIFICA QUE EL HALO DE ANDRÓMEDA YA ESTÁ CHOCANDO CON EL HALO DE NUESTRA PROPIA GALAXIA”, EXPLICA LA NASA.
Esta investigación es la primera en conocer más a fondo la dinámica y composición de los halos de gas que rodean a las galaxias y debido a su distancia y magnitud, sólo podría resultar tan completa analizando Andrómeda, conocida como M31 en el catálogo Messier.
El descubrimiento fue posible gracias al proyecto AMIGA (Mapa de Absorción de Gas Ionizado en Andrómeda, por sus siglas en inglés) que tomó como referencia la luz absorbida por el halo de 43 cuásares dispersos detrás del mismo y a través de un instrumento del Hubble especializado en espectrografía, detectó gas ionizado de carbono, silicio y oxígeno en luz ultravioleta.
Debido a que formamos parte de uno de sus brazos espirales resulta complicado conocer a detalle la dimensión del halo de la Vía Láctea, los astrónomos consideran que se comporta de forma similar y por lo tanto, es posible decir que la colisión entre ambas galaxias está en curso:
“Debido a que vivimos dentro de la Vía Láctea, los científicos no pueden interpretar fácilmente la firma del halo de nuestra propia galaxia. Sin embargo, creen que los halos de Andrómeda y la Vía Láctea deben ser muy parecidos, ya que estas dos galaxias son bastante similares. Las dos galaxias están en curso de colisión y se fusionarán para formar una galaxia elíptica gigante dentro de unos 4 mil millones de años a partir de ahora”, apuntó la NASA.