MORELIA, Mich., 13 de julio de 2022.- Argumentando que prohibir la lidia de toros, peleas de gallos y jaripeos atenta contra las tradiciones, la cultura y hasta amenaza con la extinción de las diversas especies, la organización civil Tradiciones Unidas por México, A.C., pide cese a la iniciativa desde el legislativo y anuncian marcha.
Carlos Solorzano Solís, “desde hace 10 años comenzamos a tener los embates de los pseudo animalistas, en Colima, de parte de un diputado del Partido Acción Nacional, de forma posterior se fueron dando en otros estados, iniciadas por un extranjero”, que presuntamente también recibe dinero del extranjero para promover el fin de las peleas de gallos, tauromaquia y jaripeo.
Manolo Torres, propietario del Rancho Las Trojes, apuntaló que esta práctica de criar animales para ser jugados en los jaripeos, torturados y asesinados en la lidia o en los palenques por filosas navajas atadas a sus patas, para divertir a las personas, es cultura, una tradición que, además, no puede ni debe arrebatarse al pueblo.
“Somos un país lleno de tradiciones, ¿qué son las tradiciones…? Es el alma, lo que forja un país y lo identifica; es imposible privar al pueblo de algo que está arraigado, legado de sus ancestros, no se puede y no se debe”, declaró el funcionario. Agregó que no solo se trata de prohibir, sino que pone en riesgo a las diversas especies animales, porque no habrá quien los críe. “Esto no solo es una prohibición, es querer extinguir prácticamente todos los animales, ¿cómo es posible que haya gente que quiera que dejemos de criar animales?”, manifestó el criador y empresario.
Pero, ¿qué hay detrás de la cría de animales que violenta sus derechos? Más allá de si es o no un derecho de las personas la cría de los animales, en esencia, lo que se vive en los jaripeos, palenques, lidias y carreras de caballos son solo la punta del iceberg.
En la lidia se prepara a un animal para ser golpeado previo a entrar al ruedo, en seguida, recibe ene cantidad de estocadas hasta morir, si es que no se le perdona la vida y vuelve al ruedo a otra ronda. En algunos casos, además se premia al “matador”, con el rabo o las orejas, es decir, hay tortura, muerte y mutilación del animal para que un sector de la población se divierta.
En un jaripeo, lo que hace el empresario es criar el animal para ser llevado hasta un ruedo, para que brinque al calor de unas espuelas afiladas que le pican las costillas, además de que en el inter es maltratado por los hombres de acaballo que ayudan para meterlo al cajón o derribarlo para que pueda montarlo el jinete.
Para los gallos, las condiciones no son diferentes; viven toda su vida enjaulados, con una estricta dieta, para que estén más ligeros, después son vendidos para que, en clubes legales o clandestinos, les amarren navajas a las patas y prácticamente se degüellen, destripen o arranquen partes de sus extremidades para diversión los humanos.
Luego entonces, el mensaje para los más jóvenes desde esta práctica es que la cría de animales para su tortura y muerte violenta es normal, al asumir como esta manifestación de la vida en sociedad como un elemento de la cultura.
Estas prácticas de origen medieval serán defendidas por los empresarios locales el próximo 9 de agosto en una manifestación que saldrá a las 9 horas de la monumental al jardín Morelos y luego de regreso al Congreso.
A nivel mundial solo quedan ocho países donde aún se permite estos son: España, Portugal, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, México y Francia.